A mediados del siglo XVI, después de 75 años de resistencia contra los españoles, los pueblos indígenas retrocedieron hacia las cumbres de la SNSM. Durante varios siglos permanecieron aislados del mundo al margen de la historia. Solo unos pocos exploradores, – entre ellos el geógrafo francés Elisée Reclus –, intentaron acercarse a ellos, sin éxito. No fue hasta la década de 1950 y en la obra del antropólogo Gerardo Reichel-Dolmatoff que se comenzó a vislumbrar la increíble riqueza de una civilización cuyo nivel de desarrollo se puede comparar con otras civilizaciones suramericanas.
En los últimos años los cambios se han acelerado. Bajo la presión de múltiples actores y actividades, la integridad de la Sierra y de los pueblos indígenas se ha visto amenazada. En las cumbres de la SNSM, donde la vida se vuelve precaria, estos hijos de la tierra se encuentran enfrentados a los grandes cambios de nuestras sociedades modernas.
Algunas actividades que se llevan a cabo en el macizo y en sus alrededores, han afectado la conectividad de los ecosistemas, muchas especies continúan amenazadas por la pérdida de su hábitat generada por la tala, la expansión de las fincas agrícolas, las actividades mineras y el desarrollo de proyectos turísticos, entre otros. En este complejo escenario los pueblos indígenas de la Sierra continúan una ardua lucha en la reivindicación de sus derechos.
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