La asignación de las tierras compradas a favor del pueblo kogui, se hace a familias kággaba jóvenes que viven la cultura y en el que el territorio es parte vital de la misma. Esta instalación no es un proceso simple ya que implica que las familias puedan llegar a ser autónomas en la tierra y puedan dar vida a su cultura, en sus aspectos sociales, espirituales y rituales.
Esto supone no solo la asignación de tierras a las familias desde otras tierras de características muy diferentes; sino también, la construcción del hábitat familiar y ceremonial, la puesta en marcha de culturas alimentarias, la organización de la comunidad con la tradicional distribución de diversas responsabilidades, etc. Adaptarse al nuevo clima también es un desafío y las familias llamadas a ocupar tierras en los pisos térmicos bajos de las cuencas, en ocasiones se fueron instalando por etapas, inicialmente en zonas altas, para facilitar su adaptación.
Además, este proceso conlleva la realización de una serie de trabajos tradicionales que permiten “sanear el territorio” (armonizar la naturaleza, las personas y regresar el equilibrio perturbado por ocupaciones anteriores). El saneamiento es realizado por los mamas y las autoridades tradicionales de la comunidad, quienes están encargados de múltiples decisiones como selección de familias, definición del uso de la tierra para cultivar y para regeneración, distribución de responsabilidades, orientación y apoyo a las obras (construcción, siembra…), realización de actividades tradicionales (pagamentos…), etc.