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mensaje

Para los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, esta representa el corazón del mundo, un verdadero centro energético que ocupa un lugar vital. Es una “ventana” al universo, un microcosmos que permite tejer un vínculo privilegiado entre la tierra y el cosmos, un espacio sagrado que hay que proteger. 

Montaña sagrada y sustento de vida para los últimos herederos de los Taironas, la SNSM es un complejo de frágil equilibrio donde confluyen intereses y visiones del mundo opuestas. Ante los cambios y las amenazas que pesan sobre su territorio, arhuacos, koguis, wiwas y kankuamos, han emprendido un camino para conservar y mantener su cultura, para recuperar su territorio, conservar su integridad y mantener el equilibrio de este macizo del que se consideran sus guardianes.

Custodios de una sabiduría basada en el respeto, equilibrio y responsabilidad, quieren hablar y ser escuchados. Quieren enseñarnos a preocuparnos por el mundo, a cuidar a los demás y al medioambiente y a estar en armonía con nosotros mismos. Nos han compartido su visión del ordenamiento ancestral. En esta hallarán algunos de los mensajes, que representantes del pueblo Kággaba principalmente, nos han ofrecido durante los diferentes espacios y encuentros organizados desde la ONG Tchendukua.

Los kággaba somos los «hermanos mayores» a quienes la madre naturaleza ha confiado los secretos de la Ley de Origen para proteger el mundo. No las leyes de los blancos, sino las antiguas leyes de la Madre Tierra. Por eso tenemos una cultura, un idioma, una religión y una justicia particular, para que podamos trabajar juntos por el equilibrio del mundo. Estas leyes no deben cambiarse, deben respetarse, ya que son leyes naturales, leyes superiores. Nosotros debemos mantener estas leyes, por lo que somos los «hermanos mayores».

El mundo y la tierra son la madre, y la madre tiene un cuerpo, sangre en las venas, un sistema nervioso, un pensamiento, una energía, pero ustedes «hermanos menores» no lo saben y la están matando. Le quitan la sangre, la destruyen, le quitan el petróleo, el carbón, el oro y todos esos minerales que alimentan su energía.

También matan los árboles, que los protegen.  Si se extrae la sangre y el sistema nervioso de un hombre, si le cortas las manos y le quitas la ropa, se enfermará y morirá, eso es lo que haces con los aviones y los coches y todo ese veneno que envías por todos lados. Es como si estuvieras ciego, no miras y no escuchas, porque no conoces las leyes tradicionales. Haces leyes por ti mismo, pero no escuchas las leyes de la tierra. Solo piensas en dinero, dinero y no ves tu futuro. Un día, la Madre estará enferma, todo se detendrá para purificarse, así que tal vez podamos comenzar algo nuevo.

Si un hombre que cultiva su tierra tiene buenas cosechas es porque conoce y respeta las leyes de la tierra, para eso debe hacer ofrendas, para que las cosas sean armoniosas, en equilibrio. La justicia para nosotros es el equilibrio entre la tierra y sus hijos.